- Título
- El marica, la bruja y el armario
- Subtítulo
- -
- Autor
- Eduardo Nabal Aragon
- Editorial
- Egales. Editorial Gai y Lesbiana (9788488052377 - Tapa blanda - 2007)
- Año
- 2007
- Extension
- Corto (de 151 a 300 páginas)
- Traducción
- -
- Premios
- -
- Etiquetas
- Ninguno
Sinopsis
G
Eduardo Nabal nos invita a la sala oscura. En el programa, entre otras:
Segunda piel, El talento de Mr. Ripley, Hamanm, el baño turco, Boys don’t Cry, Yossie & Jagger, Brokeback Mountain, Plata quemada, Edward II, Maurice, Wilde, Todo
sobre mi madre, Lejos del cielo y Cabaret. Películas, sí, que ya han visto pero que merecen ser revisitadas.
El cine, terreno de libertad, es también coto abierto en el que campan a sus anchas la ho-mofobia femenina y la
misoginia gay. Empieza la película. Él dice: «Bruja, más que bruja», y lo escupe porque cree que esa mujer es la arpía
más malvada de todas las perversas. «Marica, ¡maricón!», grita ella, y al hacerlo no define: insulta. Y ambos se dan cita
para el duelo a las puertas del armario, espacio simbólico de encierro y ocultación de la homosexualidad. TheEnd.
Nabal nos recuerda que, más allá del marica orgulloso que se apropia del insulto (¡qué cosa tan queer!), y de la bruja que se inscribe en la tradición de las mujeres sabias, estigmatizadas y perseguidas, en ocasiones el cine nos devuelve la imagen más terrible de ambos, porque utiliza esos términos de manera ofensiva, como aprendimos a leerlos en los
cuentos, como nos enseñaron a usarlos desde pequeños progenitores y educadores.
Aquí todo parece lo que es, porque éste es un libro «sobre los estereotipos, pero que pretende alejarse del simple
rechazo frontal a los mismos, porque este rechazo puede tanto colapsar su interpretación como limitarse a una
aproximación superficial y nada efectiva a los mismos. Y el cine como arte visual y narrativo funciona con imágenes o
ideas de personas tal y como perviven en el subconsciente colectivo». Buceemos, pues.
Eduardo Nabal nos invita a la sala oscura. En el programa, entre otras:
Segunda piel, El talento de Mr. Ripley, Hamanm, el baño turco, Boys don’t Cry, Yossie & Jagger, Brokeback Mountain, Plata quemada, Edward II, Maurice, Wilde, Todo
sobre mi madre, Lejos del cielo y Cabaret. Películas, sí, que ya han visto pero que merecen ser revisitadas.
El cine, terreno de libertad, es también coto abierto en el que campan a sus anchas la ho-mofobia femenina y la
misoginia gay. Empieza la película. Él dice: «Bruja, más que bruja», y lo escupe porque cree que esa mujer es la arpía
más malvada de todas las perversas. «Marica, ¡maricón!», grita ella, y al hacerlo no define: insulta. Y ambos se dan cita
para el duelo a las puertas del armario, espacio simbólico de encierro y ocultación de la homosexualidad. TheEnd.
Nabal nos recuerda que, más allá del marica orgulloso que se apropia del insulto (¡qué cosa tan queer!), y de la bruja que se inscribe en la tradición de las mujeres sabias, estigmatizadas y perseguidas, en ocasiones el cine nos devuelve la imagen más terrible de ambos, porque utiliza esos términos de manera ofensiva, como aprendimos a leerlos en los
cuentos, como nos enseñaron a usarlos desde pequeños progenitores y educadores.
Aquí todo parece lo que es, porque éste es un libro «sobre los estereotipos, pero que pretende alejarse del simple
rechazo frontal a los mismos, porque este rechazo puede tanto colapsar su interpretación como limitarse a una
aproximación superficial y nada efectiva a los mismos. Y el cine como arte visual y narrativo funciona con imágenes o
ideas de personas tal y como perviven en el subconsciente colectivo». Buceemos, pues.