En el Japón feudal, el Japón de los samuráis, las luchas entre clanes se suceden sin solución de continuidad. Es el siglo XVI, una época convulsa. El clan de los Ikeda ha caído, siendo sustituido por el clan Sugawara. Pero un samurái Ikeda llamado Ryo aún tiene una misión que deberá realizar en solitario. Ha de abandonar su casa y a su amada, la joven y bella Nanami con la que, sin embargo, no podría casarse por la diferencia de clases que hay entre ellos.
Por otro lado, en una pequeña aldea de la provincia de Izumo han desaparecido cinco niñas. El samurái Asaemon Hikura, experto rastreador de vida disoluta que acaba de caer en desgracia, es encargado (¿desterrado?) de investigar las desapariciones. En la aldea contará con la ayuda más inesperada: la de Yumiko, hermana mayor de una de las niñas desparecidas, ella misma poco más que una niña.
La novela me ha gustado muchísimo. El ritmo, medio al principio, se acelera cuando las tramas confluyen y entonces es un no poder parar de leer. Hay alguna sorpresa aunque también os digo que, más o menos, se puede intuir. Es quizás una novela algo menos compleja que las dos anteriores, más asequible para cualquier lector por la mezcla de géneros y la propia historia.