En Estocolmo, cerca de un antiguo cementerio, ha aparecido una bolsa atada a un árbol. En su interior un cadáver casi descompuesto por la acción de los productos químicos introducidos en ella. El cadáver resulta ser el de una policía.
No va a ser el último. Una mente asesina tiene planificado matar a 9 personas, la última de ellas será el inspector Joona Linna. Según unas pistas que va dejando junto a unas figuritas que representan a la siguiente víctima, solo la antes policía Saga Bauer puede salvar a Joona. Saga se incorpora al equipo policial e iniciarán una carrera contrarreloj para intentar detener cuanto antes al culpable.
Esta es la novena entrega protagonizada por Joona Linna. Yo he leído casi todas pero no todas y en general no hay problema para hacerlo así. Es cierto que en esta ocasión el caso está relacionado con otro caso resuelto en novelas anteriores pero, a pesar de que yo había leído esas dos novelas, no me acordaba de nada y no he tenido ningún problema a la hora de leer esta entrega.
Como nos tiene acostumbrados Lars Kepler, “La araña” es una novela negra muy oscura. Protagonizada por un sádico asesino en serie, las privilegiadas mentes de Joona y Saga van a tener que exprimirse las meninges. Porque en este caso resolver los acertijos corre mucha prisa. Siempre me han gustado estos asesinos en serie que juegan con los policías, que les mandan pistas. En este caso, los lectores no podemos intentar descubrirlas, es imposible pues no tenemos los medios pero es muy interesante ver cómo los policías lo van deduciendo.
No es solo novela negra sino también thriller. El ritmo es rápido, rapidísimo en ocasiones. Las páginas vuelan entre las manos y no se hace largo aún siendo más de seiscientas páginas. Mucho diálogo, capítulos cortos, giros inesperados…, lo típico del género.
Por ponerle un “pero”, decir que el asesino no es solo demasiado listo sino que parece brujo porque adivina todo: si la víctima va a huir a la izquierda o a la derecha, por ejemplo. Es ficción y se le perdona pero no es demasiado creíble.
La mayor parte de la historia transcurre en el presente, en las pocas semanas que dura la investigación pero hay capítulos situados en el pasado que nos irán guiando sobre el fondo del asunto.
A los principales personajes, Joona y Saga ya los conocía de novelas anteriores. En este caso he tenido que sufrir mucho con ellos.