Como novela cozy crime que es, aunque hay un asesinato y algún otro crimen más, todo resulta bastante inocente. Al final, es el enfoque que se da al asunto. Lo que ocurre con el señor Black y el otro delito que se ha estado cometiendo en el hotel, podría dar lugar a una novela negra o bien a una novela de misterio amable, como es el caso. No vamos a ver sangre, ni vísceras, ni ataques, luchas…, vamos a ver una investigación amable y agradable. Lo que no quita para que haya intriga, que la hay. Es ante todo una novela de misterio por lo que, por supuesto, habrá algún giro y sorpresa. También es cierto que muchas cosas se ven venir según vamos avanzando en la historia, pero hay otras con las que tienes dudas hasta casi el final.
Molly es la protagonista pero los demás personajes tienen también un importante peso en la historia y resultan muy atractivos. Algunos para lo bueno –esos personajes que ayudarán a Molly- otros para lo malo: quienes se intentan aprovechar de su inocencia (y de la de otros, o de su situación desesperada, que de todo hay en la villa del Señor). Y de fondo la abuela de Molly, a la que ella llama Gran. Un personaje que ya no está vivo pero que sigue estando ahí, en la casa que ambas compartían, en la forma en la que ha educado a Molly, en cómo ésta la guarda en su corazón. Gran era una mujer sabia y, por qué no, también acabaremos descubriendo alguna cosilla de ella.
Sin ser un thriller, la novela resulta ágil y en todo momento entretenida. Las páginas pasan rápidamente, sin esfuerzo, casi sin darte cuenta. No lo devoras pero casi. Resulta una novela muy agradable de leer tanto por la trama, bien desarrollada, como por ese aire ingenuo a la par que misterioso y, por supuesto, por sus personajes. Una novela que comienza normal pero va ganando en interés e intensidad a medida que avanzas