Estamos ante una novela de difícil catalogación. Por un lado es ficción histórica: nos muestra la situación de las haciendas colombianas a principios del siglo XX; la forma de vida en ella. También la gestión de un hospital. Por otro, hay relaciones de amistad y enemistad, amor, familia… No falta una nota de misterio que, si bien no la convierte en una novela de intriga, sí le da un toque interesante que mantiene en vilo al lector.
En la anterior novela Puri era la única protagonista. En esta comparte protagonismo con Camila y Lucas. Los tres, además de personajes, son narradores en primera persona. El cuarto protagonista sería Martín que, si bien está desaparecido, vertebra toda la historia. Los personajes/narradores se van alternando en los diferentes capítulos. Cada capítulo se inicia con el nombre del narrador en cuestión para que no haya confusión posible.
Si bien en la anterior novela al principio ocurren muchas cosas y solo queda esperar cómo va desarrollándose todo, en esta otra la trama tarda algo más en despegar. Los primeros capítulos son bastante introductorios de la situación, de los personajes y del escenario, tomándose la autora su tiempo para desarrollarlos bien. Por eso, al principio el ritmo es pausado. Poco a poco, la madeja se va desenredando (o más bien enredando) y el lector se va dando cuenta de todo lo que hay detrás, varias subtramas paralelas referidas a los distintos personajes. Todo va adquiriendo complejidad y el ritmo narrativo va en aumento. Como suele ser habitual, finalmente hay algún giro aunque en esta ocasión yo he podido adivinarlo.
