“La soledad del pianista” es una saga familiar con música de fondo. Es, al mismo tiempo, un paseo por la historia de Barcelona de principios del siglo XX en adelante. A través de los recuerdos de Vador iremos descubriendo los secretos de dos familias, los Carrera y los Pascal. El auge económico de Barcelona, las guerras, la inmigración desde otras partes de España, la industrialización, la República…, la historia de un país pero sobre todo la de una ciudad en la que los contrastes eran enormes. Por una parte, tenemos la aristocracia y la alta burguesía que está sacando los beneficios de una industria pujante. Gente a la que le gusta vivir bien y que tiene gustos exquisitos: por ejemplo, las veladas amenizadas con música de piano en vivo. Por otro, las clases más desfavorecidas: los turnos interminables en las fábricas, las huelgas y protestas, la represión… Y en ese ambiente se mueven las dos familias protagonistas de esta historia a cuyos miembros une una pasión por la música y, sobre todo, por el piano: ya sea tocándolo, ya sea afinándolo, ya enseñándolo.
Es una novela coral en la que hay bastantes personajes. Al principio me costó un poco hacerme con ellos y situarlos a cada uno en su lugar y su época pero, una vez aprendido quién era quién, todo avanzó de manera fluida.
María Victoria Lovaina hace gala de una prosa cuidada y elegante con un regusto muy musical. Escrita con buen ritmo –adagio quizás, por seguir con las metáforas musicales- , la trama mantiene el interés hasta el final. Un final en el que todo queda colocado en su lugar de manera sumamente satisfactoria.