La novela comienza el 18 de abril de 1831 y nos habla directamente Landor quien, según nos confiesa, estará muerto al cabo de unas pocas horas. Nos hará partícipes de la investigación de la que se ocupó en octubre de 1830 en la Academia de West Point. Él y Edgar Allan Poe serán los dos narradores de la historia, ambos en primera persona. Cada capítulo comienza con el título de “Narración de Augustus Landor” o “Informe de Edgar Allan Poe a Augustus Landor” según quién de los dos protagonistas tome la palabra. Landor dirige la investigación, Poe se dirige a él.
Lo que más me ha gustado de la historia es la ambientación en la Academia de West Point en 1830. La citada Academia se había fundado poco antes, en marzo de 1802 y aún no tenía la fama ni el prestigió de la que gozó tiempo después. Por eso el director no podía tolerar escándalos que pudieran comprometer su buena fama y por eso encargó la investigación de la muerte de un cadete a un detective privado. Prácticamente toda la historia transcurre entre los muros de la academia; sólo en ocasiones salimos al exterior, ya sea la casa de Landor ya la taberna a la que suelen acudir los cadetes. La idiosincrasia de la institución, sus estrictas normas, la forma en la que allí viven los cadetes impregnan la novela de un tono de lo más curioso que a mí me ha resultado atractivo.