Esta novela es bastante diferente a las otras que he leído de Feijóo. Las otras eran más convencionales por decirlo de alguna manera: novelas negras, de intriga, thrillers, de fácil lectura, muy amenas y muy entretenidas. Esta es más compleja, más difícil de entender al principio y la temática es más profunda y más realista. Y más aterradora.
Sí, porque ¿qué posibilidades hay de que nos encontremos con un asesino en serie que mata a sus víctimas siguiendo el patrón de una canción, de un poema o de una obra de arte? No muchas, la verdad. Son historias que quedan muy bien literariamente hablando pero que poco tienen que ver con la realidad (por suerte). La respuesta cambia si lo que pregunto es ¿qué probabilidades hay de que nos encontremos con un político corrupto? Mi respuesta, a la gallega, sería otra pregunta: ¿hay alguno que no lo sea?
Esto es lo que plantea la novela: una trama de corrupción al más alto nivel: político, económico y social. Comisiones, concesiones públicas infladas, compra de voluntades… ¿os suena de algo? Si queréis que os diga la verdad, la novela da miedo por lo real que parece. Que sí, que ya sabemos todos lo que hay en nuestro país, pero verlo ahí negro sobre blanco en una trama ficticia que parece de lo más real, pues da yuyu no lo voy a negar. Es una trama con una cierta intriga aunque al final lo de menos es ¿quién? Porque ahí arriba todos son iguales, da igual que sean de izquierda o de derecha, lo importante es tener cada día más (dinero, poder) y para eso nos ponemos en el bando que haga falta y compramos lo que y a quien haga falta. Y utilizamos los medios necesarios, por supuesto.
Sin duda, es una novela para reflexionar y para darnos cuenta de lo que hay. Que sí, que ya lo sabemos (tampoco se esconden tanto) pero hay que ser conscientes y, como mínimo, hacer lo único que no pueden evitar: que pensemos por nosotros mismos.
